EUROPA PRESS

10 abril 2022

 

Qué son los psicobióticos y dónde encontrarlos: pueden ayudar a sentir menos ansiedad o tristeza

 

Aunque pueda parecernos mentira, el intestino y nuestro cerebro están estrechamente relacionados. Se encuentran en una permanente comunicación que condiciona nuestra forma de estar en el mundo, incluída nuestra salud mental.

 

Así lo explica en una entrevista con Infosalus la psiquiatra e investigadora Amanda Rodríguez-Urrutia y miembro del servicio de Salud Mental del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, quien subraya que se trata de un hallazgo de hace 20 años, realizado por un científico norteamericano, que demostró toda la inervación nerviosa del sistema digestivo y donde se vio que era otro cerebro de verdad.

 

"Se ha comprobado que el cerebro y el intestino se relacionan de forma bidireccional y a raíz de ahí, de estos hallazgos anatómicos, se han empezado a hacer estudios de cómo están conectados estos dos cerebros y las conexiones son alucinantes, intensas. Sobre todo, tienen lugar a través de tres grandes sistemas en el cuerpo: inmune, hormonal, y endocrino", detalla la especialista.

 

Precisamente, Rodríguez-Urrutia forma parte del macroproyecto 'Discoverie' del Hospital Vall d'Hebron, donde estudian los mecanismos cerebro-intestinales de patologías como la depresión o el síndrome del intestino irritable. Acaba de publicar 'Siente lo que comes. Emociones, alimentación y la nueva conexión mente-intestino' (Diana), donde trata todos estos aspectos.

 

Le preguntamos si es cierto que el estado del microbiota también tiene mucho que ver con nuestro bienestar mental. A este respecto la psiquiatra advierte de que generalmente una enfermedad psiquiátrica es multicausal, por lo que no se puede buscar una única causa: "Cuando se dice que un microbiota alterado puede favorecer un estado depresivo, significa que puede tratarse de un factor más que contribuya a desarrollar la enfermedad, si bien no el único".

 

Es más, indica que se trata de estudios de asociación, de forma que un microbiota sano favorecerá un mejor estado emocional y si está alterada se aportará un grano de arena a trastornos como la depresión o la ansiedad, por ejemplo.

 

Por otro lado, subraya que, aparte de que los trastornos mentales son multicausales, además las depresiones no son todas iguales, algunas están más centradas y originadas en el cerebro, mientras que otras más relacionadas con el microbiota, o con el sistema inmunológico, por ejemplo. Por lo que cree que se llevan años metiendo en el mismo saco a los pacientes psiquiátricos, y por eso pueden fallar los tratamientos en este sentido, cuando previsiblemente las causas sean distintas.

 

Qué es la microbiota

En este contexto recuerda que el microbiota no solo es la intestinal, también se encuentra en la piel, a nivel vaginal en la mujer, así como en la boca; pero subraya que cuando la gente habla de microbiota se refiere generalmente a la intestinal, que es la más numerosa, un "conjunto de microorganismos (bacterias, virus, y hongos) que están colonizando nuestro sistema digestivo" y que sabemos que se conecta directamente mediante estos tres sistemas comentados con el cerebro.

 

Así, la doctora precisa que hay una investigación científica en estos últimos 10 años que pone de manifiesto que no es tanto el microorganismo en sí del intestino, sino el producto de la bacteria, que come determinadas sustancias en el sistema intestinal y produce unas sustancias, llamadas 'metaboloma', lo que realmente impacta en la barrera intestinal, al generar una cascada de información determinada que llega al cerebro. Cita, por ejemplo, el ácido graso de cadena corta.

 

Rodríguez-Urrutia remarca que cuanto mejor tengamos la microbiota y mejores alimentos le demos, mejores productos van a generar, y estos, a su vez, impactarán mejor en la barrera intestinal y promoverán vías buenas para el organismo, como las antiinflamatorias y de mejora de la barrera intestinal. "Por otro lado, también hay sustancias del microbiota que generan daño en la barrera intestinal y hace que entren sustancias nocivas que no nos interesan", agrega.

 

A su juicio, también es muy importante remarcar que la microbiota de las personas con depresión se ha comprobado que está alterada con respecto a la de las personas que no tienen depresión, si bien reitera que es necesario tener claro que el hecho de que esta esté alterada no es la única causa de la depresión: "Dado que las personas con depresión sí tienen la microbiota alterada, lo idóneo será que estas personas comieran mejor o se les debería suplementar con sustancias que le mejoren esta microbiota".

 

Alimentos con poder antidepresivo: dieta mediterránea

Aquí habla de los psicobióticos, "sustancias presentes en ciertos alimentos, que pueden ayudarte a sentir menos ansiedad, tristeza o irritación". Es más, precisa que se trata de "un tipo de probióticos, en este caso concreto un microorganismo que, ingerido en cantidades adecuadas confiere beneficio para la salud mental".

 

¿Dónde se encuentran, en qué alimentos? La psiquiatra subraya que son muy variados y hay estudios que te hablan de alimentos concretos, como por ejemplo uno que cita el factor antidepresivo de algunos alimentos como en el caso de los bivalvos, y concretamente de las ostras. Habla también del cangrejo, del atún, del salmón; y luego de alimentos de origen vegetal, concretamente de hoja verde, como las acelgas, las espinacas o los berros, por ejemplo; o de algunas frutas como la calabaza, la papaya, el limón; "alimentos con un poder antidepresivo mayor".

 

Y en general considera que se podría decir que son alimentos de la dieta mediterránea, "la dieta por definición con más capacidad antidepresiva porque en primer lugar tiene poder antiinflamatorio y después porque es protectora de la barrera intestinal, de forma que lo que comes impacta de manera positiva en esta".

 

Según recuerda, implica la ingesta de legumbres, de carne, verduras, fruta, productos lácteos, entre otros. "Hay que potenciarla. Hasta ahora se decía que es buena para no tener diabetes, obesidad o un infarto, pero la dieta mediterránea confiere también un beneficio para la salud mental, vas a tener mejor salud mental", agrega.

 

Ahora bien, esta experta del Vall d'Hebron cree que no se puede hacer un uso no controlado de los psicobióticos porque a nivel científico falta validarlo. "No se pueden comer psicobióticos por que sí. Si estás sano y tienes una dieta equilibrada no tienes por qué suplementarte o tomar probióticos. Aún estamos a la expectativa de ver hacia dónde van estas sustancias y hay que consultar primero al personal sanitario si tienes un cuadro depresivo, y que te pueda indicar si esto estaría en cada caso indicado", agrega.

 

En casos leves o moderados recuerda que la literatura científica dice que los psicobióticos sí se pueden complementar con el uso de antidepresivos, y los que hallen el mercado ahora mismo son las bifidobacterias y los lactobacilus.

 

"Hay que ser prudentes, como todavía son hallazgos preliminares y estamos en una explosión de información, hay que ser cautos y quizá la recomendación a nivel poblacional general es que hay que hacer más hincapié en comer mejor, seguir la dieta mediterránea, y dejar esta suplementación viva para el asesoramiento profesional", resalta la doctora Amanda Rodríguez-Urrutia.

 

Dónde pueden ser útiles

Dice que los psicobióticos pueden ser útiles en el caso de los trastornos depresivos leves-moderados: "La evidencia científica demuestra que juntamente con los antidepresivos se pueden dar para evitar otros medicamentos y recudir los síntomas, como los niveles de estrés, de ansiedad y la depresión, para quizá ya no tener que dar otros fármacos como los tranquilizantes o los psicofármacos".

 

Por tanto, insiste en que, a nivel población, lo mejor que podemos hacer en este sentido es comer sano, basarnos en la dieta mediterránea, donde ya hay psicobióticos, prebióticos y probióticos que pueden ayudarnos, como el yogur, "el mejor probiótico que hay", ya que se necesita consejo profesional a la hora de tomar estas sustancias.

 

No obstante, sí incide en que se trata de un campo en investigación "cada vez es más apasionante", ya que los ensayos preclínicos en modelos animales siguen obteniendo resultados prometedores. "Los trastornos para los que pueden funcionar son sobre todo los relacionados con el estrés, los trastornos depresivos, y la ansiedad, en que las tasas de fracaso con los fármacos y los tratamientos actuales son elevadas", sostiene.

 

Consejos para cuidar la salud mental

En última instancia, esta experta considera que durante muchos años se ha depositado nuestra salud al mundo sanitario, cuando según considera, los médicos pueden hacer una parte, pero la salud depende de cada individuo. "Con una dieta adecuada para estar mejor mentalmente; dormir las horas que tocan porque si no dormir mal altera el microbiota; tomar el sol (5-10 minutos al día), ya que si no impacta en nuestra salud mental es lo idóneo entre otros factores.

 

Alerta de que llevamos 100 años de asepsia, una obsesión por tener todo limpio y desinfectado, o por que los niños no se pueden ensuciar, un aspecto que ha generado en su opinión una proliferación de intolerancias alimentarias o alergias "porque nos invaden menos microorganismos del entorno y esto nos hace más vulnerables". Es bueno, según defiende Rodríguez-Urrutia que contactemos con microorganismos porque esto nos confiere un beneficio, y ya desde pequeños. "Así mejor salud tendremos", concluye.